La revolución del Té

Considerado por muchos como remedio casero para cuando estamos enfermos, el Té está ganando cada vez más adeptos. Basta con mirar la góndola de té en un super para entender esta realidad. ¿Pueden existir tantas variedades?

Té negro, verde, rojo y ahora… blanco? Desestresante, desintoxicante, adelgazante, antioxidante, y otros “ante”… Con frutas, flores, hierbas, caramelo y hasta… chocolate? ¿Qué pasó en este lapso con el mercado del té?

Mi esposo me apura y yo, forzando la vista para focalizar en las descripciones de los tés, grito: ¡Esperá que me llevo un tecito! Pero, ¿cuál? Hasta las marcas más tradicionales pasaron del innovador té con limón a durazno y maracuyá. Tantas nuevas marcas, tantas bellas presentaciones, algunas medio zen, otras estilo medicinal y hasta algunas con frases gancheras como “…té que cura penas”.

Esto es una Revolución!!!! Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?

Sigo llevando nuevas variedades, aun cuando quedan adornando la alacena o con suerte la cajita decupage de tés.

En honor a la verdad, el mundo del té es infinito. Emprender este camino es un viaje de ida… Ya no hay retorno. Pues la góndola del super es sólo una gota de agua en este inmenso mar. Hay muchísimo más por descubrir.

Quien quiera pasar a un segundo nivel, deberá empezar a echar un vistazo al té en hebras. Dentro de esta categoría encontramos tés de origen y blends de té. Esta última son mezclas de distintos tés, o de té con hierbas, frutas, especias, flores, etc. Una versión que comenzaron a consumir hace unas décadas las nuevas generaciones. Estos jóvenes ávidos de hábitos sanos pero sin perder la capacidad de disfrute, promovieron estas mezclas. Algunas clásicas, de distintas culturas, otras más innovadoras. Así, esta técnica llegó a convertirse en un arte, el arte del tea blending!!

Por otra parte, los tés de origen, es decir los tés puros, no perdieron su vigencia. Siempre presentes, nos trasportan a distintas tierras, con sus características únicas, que los distinguen de los demás. Estas cualidades son dadas por el terruño, el clima y por la receta con la que son elaborados. Así los clásicos Darjeeling o Ceylon se renuevan día a día en los noveles paladares. Pero también descubrimos nuevos orígenes como Tanzania, Vietnam, Georgia y hasta Hawai. La diferencia es que hoy en día se busca que sean orgánicos, que tengan certificaciones como Fair Trade ,mejorando las condiciones laborales de quienes trabajan en estas empresas, que garanticen sustentabilidad, etc. Cada nueva taza de té nos lleva a este despertar de conciencia.

Pero esta no es la verdadera revolución. El té lleva genes revolucionarios. Con decir que tuvo mucho que ver con las luchas independencistas de Norteamérica, pero esa es una historia para otra oportunidad.

Cada hebra de té posee una historia maravillosa. La historia de cientos de familias que viven de la producción de té. Cada una con su idiosincrasia, impregnan sus sueños y esperanzas en las hojas de té. Desde distintas regiones del mundo llegan a nuestra taza todo su esfuerzo, sus creencias, su dedicación y pasión. Por ello, debemos celebrar ese momento donde disfrutamos del té. Crear nuestro propio ritual. Prepararlo con amor y dedicación respetando sus tiempos, sin apuros ni dilemas. Servirlo en esa taza o cuenco que tanto nos gusta. Escuchar el sonido de ese licor cayendo desde la tetera a la taza, ese eco apacible y embriagador, que nos aleja del frenesí cotidiano. Tomar la taza en nuestra manos sintiendo como el calor de la infusión nos regocija el alma. Cerrar los ojos e inspirar profundamente apreciando como todo su delicado aroma impregna cada una de nuestras células. Exhalar soltando todas nuestras preocupaciones y ansiedades, para finalmente llevar la taza a nuestros labios y beber de ese té, único e irrepetible. Distinto al de ayer y al de mañana. Ese té que nos enseña que somos parte de un todo, de un proceso que con paciencia y dedicación culmina en este sublime momento. Esto es verdaderamente revolucionario!!

Espero que el próximo té que bebas, dejando todo de lado, solo o en compañía, lo disfrutes con alegría.